Devaneos de un Shamán

Duda de la picadura sin dolor, duda del cleptómano que devuelve lo robado, duda del sabio que sabe lo que dice.

Con la consigna de redescubrir las estéticas de América Latina, Julio reimagina a los Mosquers como personajes encontrados entre vestigios arqueológicos. “Parece que al fin he encontrado a mis culturas”, hubo dicho el dibujante, en alusión a la explícita promiscuidad de sus referencias precolombinas. El resultado es este catálogo rupestre, de figuras fálicas y faunísticas, como pertenecientes a una mitología olvidada. Garras, púas, aguijones; aforismos inquietantes y cíclopes arácnidos. Al mismo tiempo: curiosidad infantil, provocación adolescente, profundidad espiritual. Aunque en esta ocasión ha simplificado sus laboriosos entramados de tinta, transmite una nueva potencia rítmica: como si este fuese el registro de un ritual ejecutado a cabalidad, la síntesis de las transmisiones.